EDUCACIÓN ESPECIAL Y EDUCACIÓN EMOCIONAL.

EDUCACIÓN ESPECIAL Y EDUCACIÓN EMOCIONAL.

La educación especial (EE) y la educación emocional, van íntimamente relacionadas. No se puede aprender sin emoción, y si existen necesidades específicas de apoyo educativo, esa obviedad se hace todavía más patente e importante.

El sistema emocional está presente en todos los aspectos del desarrollo de las personas.

Los alumnos que presentan alguna discapacidad tienen mayor dificultad que el resto de los alumnos para entender, expresar y regular las emociones y por consiguiente necesitan apoyo para poder desarrollarlas

Lopez Melero dice que la EE es la disciplina del sistema de comunicación intencional que tiene lugar en una institución (proceso de enseñanaza-aprendizaje) para desarrollar al máximo las posibilidades intelectuales y afectivo-sociales del niño cognitiva, social y culturalmente diferente. Así, vemos que la importancia se pone de la misma manera en ambos aspectos (intelectual y afectivo-social) considerando al niño en todas sus dimensiones de desarrollo.

En la misma línea, uno de los objetivos básicos de la educación es favorecer el desarrollo integral de los alumnos. Y esto implica considerar todas las dimensiones del niño/a: cognitiva, física-motora, psicológica, social y afectivo-social.

Muchos programas educativos ponen su énfasis en enseñar a los alumnos a pensar, pero se olvidan del enseñar a sentir, a gestionar sus emociones para ser más felices, a relacionarse adecuadamente con otras personas, a hacer valer sus derechos respetando el de los demás, y en definitiva, a promover una integración social real y satisfactoria.

Nosotros, como maestros especialistas en Educación Especial, de forma  más intencional,  y cualquier persona que se dedique a la educación, de manera quizás más transversal, pero igualmente presente en su día a día,  debemos trabajar en esta línea, incluyendo los principales elementos de la educación emocional (autocontrol, la autoestima, las habilidades sociales, el entrenamiento asertivo y habilidades para la vida)  como requisito imprescindible dentro de cualquier programa de intervención o educativo, con el fin último de ayudar a que los niños se transformen en adultos independientes, que puedan valerse por sí mismos gracias a la educación recibida.